Somos lo que somos?



Querer comprender aquello que no logramos entender, es lo mismo que querer responder la pregunta que todos nos hacemos alguna vez... ¿Qué hay después de la muerte?

Siendo los humanos especialistas en el estudio de las cosas tangibles, de algún modo visibles, y cercano siempre al descubrimiento de la materia, todas nuestras creencias científicas y por consiguiente asumidas como ciertas, tienen carácter material en la mayoría de sus casos.

Todo aquello invisible para nuestros ojos, e incluso invisible para los sofisticados aparatos tecnológicos de los que disponemos, se le otorga la torpe certeza de la NO existencia de ello...

Se busca continuamente vida "física" más allá de nuestro planeta Tierra, único en nuestra galaxia o Universo explorable, o sea, muy poco espacio, si lo comparamos con la imposibilidad de abarcar la grandeza de una serie de Pluriversos infinitos...

La incapacidad de mirar hacia adentro, del moderno ser humano, nos lleva a la abdicación de lo que se creía en otras culturas extintas, en la capacidad de vida en los diferentes planos de desarrollo de la energía y del espíritu...

Somos de la era del VER con los ojos, a través de nuestras pantallas de smartphones y diferentes tabletas súper modernas, somos la generación de la comunicación desencarnada, de aquella que sólo se lleva a cabo desde la seguridad de la distancia más terrorífica y aséptica, que todo ser humano (como dios manda) debería rechazar... Hemos perdido la capacidad de mirar a los ojos para sentir lo que le ocurre al otro... Hemos cambiado la palabra hablada por mensajes indescifrables carentes de sentimiento propio y un vacío extremo; nos hablamos mirando para otro lado como si no fuera con  nosotros el fijarte en cómo respira el otro, o si tan siquiera se estremece con un roce de tu mano en su mejilla...

Somos la era del estar vacíos en un mundo en donde se ha aprendido a vivir rápido, porque lo lento ya no nos llena... y entonces, justo en ese mismo trance, alejados de donde venimos, de las estrellas, del firmamento, de la composición de materia orgánica, principio vital y la conexión con el Espíritu, hemos dejado de creer que hay algo más no tan lejano y sí tan cercano, como para poder sentirlo simplemente cerrando los ojos, para poder entrenar nuestro silencio y abrir la puerta a los sentidos olvidados, coartados y mutilados por un sistema que nos prefiere sordos y mudos, para así poder engullir todo aquello que se nos venda por los ojos, sin dudarlo de lo bueno y necesario que es para nosotros...

Hemos evolucionado hacia afuera y no hacia adentro, teniendo por bandera la incapacidad comunicativa del ser humano que lo hacía tan humano, y que acostumbrados al ensordecimiento de nuestros sentidos, nos volvemos máquinas de engullir todo aquello que no resulte doloroso, profano, o arriesgado a pensar por un método propio.

Cuando un familiar, amigo, o cercano, se va de este plano, su cuerpo muere como materia orgánica compuesta, pero su conciencia, su información, su espíritu sigue su camino en ese mundo interconectado por aquella fuerza creadora de todo, a la que algunos la hemos llamado Dios todo poderoso... Y es entonces, y sólo entonces, cuando podremos abrir nuestra mente a saber que no hay mente que lo albergue todo, ni sueño irreal que no pueda serlo, ni experiencia que no pueda vivirse intensamente, desde la cercanía que nos da este plano con los que tenemos al lado, ni con la certeza de poder sentir los que hay al otro lado...

Y tú? ...eres lo que eres?





Juanjo Pérez Gálvez
Hipnosis - Canalizaciones
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