Despedida final...


Siéntate, coge aire, mira a tu alrededor, nadie puede interrumpirte, éste es un momento vivido... y traspasará tu Alma como así traspasó la mía... aquel día en el que todo era gris espeso y parecía no acabar nunca, aquel día en el que mi abrazo te salvó por un momento de tanta rabia amarga...

Así te vi en aquel momento...

... Los cuerpos se estremecen entre tanto dolor ajeno y propio a la vez. Entre los suspiros de ignorancia ante la realidad pausada en el amargo trance de la despedida...

Sé entonces, aunque lo niegue, que lo pactado desde otro plano diferente al mío, es tan real como lo que ahora siento desgarrado en mi Alma... Sé incluso que maldiciendo lo más sagrado, no tendré oportunidad de dar marcha atrás a la película que discurre ahora mismo en mi vida,... sin más, me veo colapsado con el corazón saliéndome por la boca de forma atropellada, los músculos acartonados ante la tensión de este momento eterno,... con la respiración contenida en una aceleración galopante y pausada a la vez, mientras mis ojos cansados de ese llorar de rabia, pasan las imágenes ante mí como si realmente nada de aquello que estoy mirando estuviese sucediendo en este momento... Con mis oídos en otro lado intentando escapar del murmullo de tanta gente consolándome en algún modo... A la vez que mi cabeza busca el calor de unas imágenes entre movidas y con un color algo tosco de aquella persona que hoy sé a ciencia cierta, que no volveré a ver de nuevo... Es entonces, entre todo ese ruido sordo lleno de imágenes sin acorde en mi mente y estos ojos que no llegan a ver lo que quiero, en ese preciso momento, creo que me cogiste y me arrastraste a tus brazos llenos de fuerza y también de rabia por este encuentro tan amargo... y sin otra capacidad que sujetarme, me llené de tu generosa amistad en ese precioso momento... momento que quedó aislado entre tanto dolor expresado...

Mi corazón volvió a coger algo de ritmo, mi respiración, atragantándose en mi espalda me cedió un poco más de espacio, mis músculos consiguieron crear un modo de soltar toda esa carga contenida... y así fue como la tensión que vivía mi mente, logró soltar amarras para poder encontrarme de nuevo, aunque sólo yo lograse verla... Gracias, gracias, gracias...





Juanjo Pérez Gálvez.

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