De vuelta a casa
El tiempo pasa cada día más rápido, olvidamos nuestros orígenes, la facilidad que teníamos para relacionarnos con los demás, sin juicios ni preocupaciones del qué dirán, sin las barreras impuestas por el conjunto de la sociedad para ser así, para ser niños en este mundo de adultos.
Si nos fijamos en los más peques del lugar, muestran con total libertad sus sentimientos y la facilidad innata que tienen para relacionarse con los demás peques y no tan peques. Se ríen, juegan, acarician y besan a otros niños que acaban de conocer, sin vergüenza ni desconfianza, sin reparos del qué dirán, simplemente de la forma más natural. Recuerdo que de niño, me encontraba con otros peques como yo, nos poníamos a jugar relacionándonos de la forma más natural, dejábamos fluir esa energía tan pura que todos llevamos dentro.
Cuando crecemos, el señor EGO, la parte de nuestro cerebro que nos ningunea, atemoriza y boicotea muchas de las acciones que queremos realizar hoy. Nuestro “Pepito Grillo”, ese YO que hemos creado con cada vivencia, nos separa cada vez más de la calidez de nuestros compañer@s de viaje y de todo el AMOR innato que tenemos para mostrar hacia los demás. Un beso, una caricia, un abrazo, una sonrisa, esos gestos que hoy en día ya casi hemos olvidado o reservado exclusivamente a familiares y amigos cercanos.
A veces nos sentimos solos, perdidos en un mundo que no entendemos ni comprendemos, y esto sucede porque creemos estar desconectados unos de otros. La mayoría, al crecer, dejamos de lado el sentimiento más preciado que tenemos, ya no sabemos acercarnos al prójimo porque estamos llenos de miedo e insatisfacción, llenos de prejuicios no infundados que nos alejan del AMOR...
Tenemos que volver a nuestros orígenes para re-conectar con ese niño que todos llevamos dentro. Volviendo a nuestra esencia, lograremos la libertad en estado puro para estar completos, no faltará nada, porque lo más importante estará ahí, puro y sin condiciones, lograremos el AMOR incondicional sobre nosotros mismos.
Saludos,
Jaime Ortega.
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